Sinopsis: «REDRUM
Esa es la palabra que Danny había visto en el espejo. Y, aunque no sabía leer, entendió que era un mensaje de horror.
Danny tenía cinco años, y a esa edad poco niños saben que los espejos invierten las imágenes y menos aún saben diferenciar entre realidad y fantasía. Pero Danny tenía pruebas de que sus fantasías relacionadas con el resplandor del espejo acabarían cumpliéndose: REDRUM… MURDER, asesinato.
Pero su padre necesitaba aquel trabajo en el hotel. Danny sabía que su madre pensaba en el divorcio y que su padre se obsesionaba con algo muy malo, tan malo como la muerte y el suicidio. Sí, su padre necesitaba aceptar la propuesta de cuidar de aquel hotel de lujo de más de cien habitaciones, aislado por la nieve durante seis meses. Hasta el deshielo iban a estar solos. ¿Solos?».

Hay una lectura a la que llevo tiempo queriendo hincarle el diente: Doctor Sueño, de Stephen King. Por si no lo sabéis, se trata de la secuela de una de las obras más famosas de este prolífico escritor: El resplandor. Y como hacía muchos años que la leí (fue de mis primeras lecturas de King, así que fácilmente haya pasado cuarto de siglo desde entonces), decidí refrescar la obra original.
Pues bien, la sensación que me ha quedado es la misma que la de aquel entonces. ¡Pedazo de novela! Puede que la sinopsis que hay más arriba resulte un poco vaga o confusa, así que os cuento en unas pocas líneas de qué va la historia.
El Overlook, un lujoso hotel situado en las montañas de Colorado, cierra sus puertas durante los meses de invierno. Como no se le puede dejar durante tanto tiempo sin atención y a merced de las inclemencias meteorológicas, el director contrata a una persona para que viva allí y se encargue de todo hasta que el hotel vuelva a abrir la primavera siguiente. En esta ocasión la tarea recae sobre Jack Torrance, que se instalará en el lugar junto a su esposa Wendy y su hijo Danny, un niño que posee ciertos poderes a los que se llaman esplendor (lee la mente y tiene visiones, entre otras cosas). Con las primeras nevadas importantes del invierno, el Overlook queda incomunicado y es cuando empiezan a suceder cosas de verdad inquietantes.
Vale, antes de continuar con la reseña me gustaría hacer notar que he llamado a los poderes de Danny «esplendor». Esto se debe a que esa es la palabra usada en la traducción original del libro y que ha llegado hasta nuestros días; el cambio vino dado con el estreno en España de la versión cinematográfica, que optó por la palabra «resplandor», aunque en los libros, curiosamente, solo afectó al título.
Una vez puestos en antecedentes, llega el momento de hablar de la obra.
Como buena historia de terror, El resplandor logra su efecto gracias a una atmósfera agobiante que se hace sentir desde el primer momento. Al principio se consigue a través de las sensaciones del niño. Sus poderes le advierten de que las cosas van a torcerse, que su futuro se va a volver peligroso y que el mal va a entrar en sus vidas; pero esos mismo poderes también sirven para mostrarnos cómo son sus padres desde una perspectiva inusual, la de un niño que tiene toda la información de los adultos pero que, debido a su edad, es incapaz de comprenderla en toda su magnitud.
«En el pequeño automóvil, que ascendía con mayor seguridad ahora que la pendiente se había hecho más suave, el chico siguió mirando hacia fuera entre sus padres, mientras el camino iba desovillándose, permitiéndose de vez en cuando echar un vistazo hacia el Overlook Hotel, con su imponente serie de ventanas mirando hacia el oeste y que reflejaban en ese momento la luz del sol. Era el lugar que había visto en medio de la ventisca, el lugar oscuro y retumbante donde una imagen aborreciblemente familiar lo buscaba a lo largo de oscuros corredores. El lugar contra el que lo había prevenido Tony. Era allí, estaba allí, fuera lo que fuese Redrum, estaba allí…».
El resplandor
Stephen King
Más adelante, a este terror hay que añadirle los recuerdos de Jack, tanto en su niñez como ya de adulto, que le hacen ser una persona que odia y de la que no se siente nada orgulloso, pero de la que cada vez se ve más cerca.
Por último, sin abandonar la angustia que ofrecen estos dos puntos de vista, está el propio Overlook, cuya presencia maligna se hace presente en cada párrafo que vamos leyendo, una amenaza constante que bebe de lo cultivado anteriormente.
Pero claro, una ambientación por sí sola, por muy potente que sea, no basta para crear una gran historia; para ello hace falta la participación indispensable de los personajes. Los Torrance son una familia feliz que pasa por dificultades económicas. Jack, un exprofesor de lengua y escritor (¡oh, sopresa!) con pasado alcohólico y problemas de ira, lucha contra sus propios demonios para proteger lo que más quiere: su hijo. Wendy es el contrapunto de Jack y no se limita a ser un mero adorno; sobre ella recae la responsabilidad de velar por el bienestar de los miembros de la familia cuando las cosas empiezan a torcerse. Danny, como niño con habilidades especiales que es, se convierte en el objetivo de todos los males, pero a su vez es su poder lo que logra hacerle frente.
Por lo demás, El resplandor no cuenta con un elenco demasiado amplio; a la mencionada familia Torrance solo añadiría la presencia de Dick Hallorann, un personaje que hace una breve (pero importante) aparición al principio del libro y que no cobra relevancia hasta la parte final. El resto son simples comparsas que cumplen con la función de hacer avanzar la trama y de ofrecer contexto al resto de individuos.

Bueno, en realidad sí que hay otro personaje digno de mención. Por si no os ha quedado claro, El resplandor es una novela de casas encantadas (una muy grande en esta ocasión), y como tal, se puede considerar al Overlook como el verdadero antagonista de la historia. Tiene un pasado de lo más grotesco que le ha llevado a convertirse en el edificio que se nos muestra; incluso, por todo lo que acontece dentro de sus paredes como en los terrenos que lo rodean, se podría decir que el hotel tiene voluntad propia.
Como sucede en muchas de las novelas de Stephen King, sobre todo en sus primeras etapas, el alcoholismo y el maltrato son temas con un peso bastante específico en la historia. A medida que avanzamos en la lectura, descubrimos que Jack sufrió abusos de niño y que su mayor temor es reproducirlos en su hijo. El alcoholismo, en cambio, es su punto débil, y es por ello que lucha a brazo partido por mantenerse sobrio; porque cuando se emborracha es presa fácil del mal humor, y entonces incumple sus promesas.
Al hilo de esto, ¿queréis conocer una curiosidad? Cuando escribió este libro, el propio King mantenía su lucha contra el alcohol y las drogas. Más tarde confesó que Jack Torrance está basado en su persona, en lo que podría llegar a ser si se dejara llevar. Por suerte no llegó a encerrarse en un hotel maligno, a saber cómo hubiera acabado la cosa.
Continuando con la novela, diré que no es de las más extensas del autor, aunque tampoco se puede decir que sea liviana. Una de las cosas que más gracia me ha hecho es el exceso de información aparentemente inconexa. En muchas ocasiones la narración se va por las ramas, contando anécdotas de la infancia de Jack y Wendy, de su juventud, de su matrimonio, incluso del día a día en el hotel; también de acontecimientos acaecidos en el pasado del Overlook. Esto hace que pasemos páginas y páginas sin que suceda nada relevante, pero cuando nos damos cuenta estamos metidos del todo en el meollo de la historia y resulta que todo aquello que parecía relleno tenía una razón para estar ahí.
Como siempre, me gustaría hablar también de las adaptaciones que se hacen de los libros, y ya sabéis que las obras de King son muy dadas a convertirse en películas.
La más famosa (y que me vi el mismo día en que acabé el libro) es la dirigida por Stanley Kubrick y que protagonizó Jack Nicholson en el papel de Jack Torrance. Se supone que es una muy buena película (ahí no me meto), pero a mí me parece una mala adaptación. No es que se tome algunas licencias, es que cambia el sentido de gran parte de la historia, de la esencia, y por ello no logra transmitir lo mismo que el libro. En la película, por ejemplo, el cambio en la personalidad de Jack parece más un descenso voluntario a la locura, como si se dejara llevar a lo que realmente es, cuando en el libro queda patente en todo momento que no quiere ser así y lucha con todas sus fuerzas para que el hotel no lo domine. Y el final de la historia también cambia, y mucho, dándole otro significado al conjunto.
Esta versión provocó el rechazo de Stephen King, hasta el punto de que escribió un guion para una miniserie. Aunque cinematográficamente de menor calidad, aquí sí se sigue la historia de manera mucho más fiel.

Y puestos a hablar de adaptaciones, me parecería imperdonable no hablar de una tercera versión, esta titulada El resplandior. Sí, habéis acertado, es el minicapítulo del especial de Los Simpson en el que parodian la película de Kubrick. Como fan de la serie y admirador de este minicapítulo, debo confesar que en algunas ocasiones durante la lectura y, sobre todo, en la película, se me escapó una risa al recordar maravillosos momentos protagonizados por Homer. Y es que, a ver, me parece de lo más lógico que Jack Torrance perdiera la cabeza sin tele y sin cerveza, y me sigue pareciendo una injusticia que Willy acabe muerto de un hachazo en la espalda solo por compartir poder con Bart y querer ayudarlo.
En fin, que El resplandor es un libro que da para mucho, muchísimo, pero en esta reseña ya tenemos suficiente. Si queréis comentar algo al respecto, más abajo está disponible el cajetín con el que me podréis decir cualquier cosa. ¡Nos vemos!