¿Qué hace tan especial a la fantasía?

27/01/2019

En el último artículo que escribí, que también fue el primero que publiqué en esta página, hablé de aquello que hacía especial al terror. Hoy le toca el turno al otro género que sirve de base a esta web: la fantasía.

Muchos de los que no conocen la literatura fantástica, cuando oyen hablar de ello, suelen decir: «Ah, sí, como El señor de los anillos». Cierto, la obra de Tolkien pertenece al género fantástico, pero para ser más exactos se la podría catalogar como alta fantasía. Y como este, hay muchos más subgéneros: baja fantasía, fantasía urbana, fantasía oscura, ciencia ficción fantástica… Incluso el tema de los superhéroes, tan de moda en los últimos años gracias al cine, se podría considerar fantasía.

Ilustración de un barco volador junto a unaciudad flotante
En los mundos de fantasía todo es posible

Pero, ¿por qué gusta tanto este género?

Bajo mi opinión, la fantasía le permite al lector (o espectador en caso del cine) viajar a otros mundos y a otras realidades en las que rigen otras normas y leyes completamente diferentes a las de la vida real. ¿Quién no ha soñado de pequeño con enfrentarse al dragón que custodia un gran tesoro? ¿Con transformarse en ave y surcar los cielos? ¿En convertirse en un gran héroe que salve el pueblo del monstruo que lo acecha? ¿En recitar un hechizo y vencer a todos tus enemigos con los rayos que salen de tus dedos?

Todas esas cosas son las que ofrecen los mundos fantásticos, esos en que las reglas conocidas se doblan y retuercen a voluntad de su creador para que las historias resulten extraordinarias. Cuando uno comienza a leer una historia nueva, nunca sabe qué se puede encontrar. Muchos dirán que en otros géneros también sucede eso, pero no en la misma medida. En una novela policiaca, por ejemplo, no se conoce al asesino, ni sus motivaciones, ni los derroteros que seguirán los protagonistas hasta alcanzar la verdad; pero sí se sabe que no hay ninguna criatura mitológica, que el asesino no ha utilizado conjuros para acabar con sus víctimas y que los protagonistas son humanos. Si de casualidad alguna de esas tres cosas no se cumple estaríamos hablando de fantasía, urbana en este caso.

Dos rostros femeninos cubiertos con capuchas negras, y un tercero invisible bajo una capucha roja
...porque, ¿qué sería de nosotros sin la magia?

Una de las cosas que más me gusta del género fantástico es que puede incluir cualquier otro género y cualquier historia en su argumento: si coges la película Oceans Eleven y, en lugar de Las Vegas, trasladas la acción a un entorno medieval y la banda de ladrones la conforman un elfo, un mago, un pícaro y un bárbaro en lugar de Brad Pitt y George Clooney, obtienes una historia de fantasía en toda regla; o Los intocables de Eliot Ness, pero convirtiendo a Al Capone en un poderoso brujo y a los policías en un cuerpo de élite que trata con lo sobrenatural, te sacas de la manga algo demasiado cercano al género de fantasía urbana.

Un guerrero se enfrenta a un rival gigantesco
¿Quién dice que no a una épica batalla?

Y aunque todo eso está muy bien, creo que no he contestado a la pregunta que planteaba este artículo: ¿qué hace tan especial a la fantasía? Pues precisamente que todo, por irreal que parezca, puede ser posible.