Sobrenatural, más que una serie

24/09/2022

No recuerdo muy bien cuando sucedió. Aunque yo juraría que fue en 2005, un vistazo a internet dice que fue en 2008. En el fondo da igual, lo importante es que, cierta tarde, mientras hacía zapping, di con algo que me dejó marcado.

Fue como si alguien estuviera vigilando para que la sincronización fuera perfecta. Lo que vi en el televisor era el primer minuto del capítulo uno de la primera temporada de Sobrenatural:

Un hombre escucha el grito de su mujer. Viene del piso superior, de la habitación del bebé. Al acudir allí no encuentra nada extraño; es más, el niño está sonriente. Pero hay algo que no está bien. Una pequeña gota de sangre que cae desde el techo le hace mirar hacia arriba, para descubrir allí suspendida a su esposa antes de que las llamas la consuman.

Este fue el detonante para que John Winchester se convirtiera en cazador de monstruos. En su periplo en busca de venganza, arrastró a sus dos hijos, Sam y Dean, a un mundo aterrador habitado por todo tipo de criaturas. Años más tarde, Sam ha dejado esa vida y va a la universidad. Por supuesto, algo tenía que suceder para romper su apacible existencia: su padre ha desaparecido y Dean quiere que le ayude a encontrarlo. Gracias al diario de John, la pareja de hermanos siguen su pista mientras van resolviendo casos paranormales y matando a seres que solo deberían de existir en las pesadillas.

Bajo esta premisa se desarrolla la primera temporada, cosa que va evolucionando durante las siguientes hasta niveles que nadie se podría imaginar. La trama se complica con enrevesados planes y enemigos cada vez más formidables. Desde los típicos fantasmas, hombres lobos o vampiros hasta demonios, ángeles y dioses de todas las culturas; incluso Dios y el Diablo, con mayúsculas, tienen papeles importantes. Con cada amenaza que los Winchester consiguen vencer, un nuevo peligro más complicado se alza frente a esta pareja de hermanos que tienen que salvar el mundo una y otra vez.

Dean y Sam Winchester
No hay cazadores de monstruos con más renombre que los Winchester

Quienes me conocen, saben que no me gusta ver las series hasta que no han finalizado del todo. Año tras año, buscaba noticias que anunciaran el final de la serie y, lo que encontraba cada vez, era la renovación por una temporada más. Reconozco que fue un poco frustrante, pero al final mi deseo se cumplió. Estrenada en 2005 y tras 327 episodios, el último se emitió en noviembre de 2020. Quince años, quince temporadas. ¡Ahí es nada!

Es evidente que, con tanto tiempo en antena, la serie haya pasado por altibajos. En mi opinión, si hubiera finalizado tras la quinta temporada (tal y como tenía planeado su creador, Erik Kripke), hubiera quedado un programa redondo; hasta ese momento todo tiene sentido, todas la tramas quedan cerradas y nos ofrece un final agridulce. Esas cinco temporadas son magníficas, con algún que otro capítulo suelto más flojo, pero el nivel general es de sobresaliente.

A partir de ese momento es cuando vienen los problemas. Una travesía por el desierto que, dependiendo de a quién se pregunte, dura entre dos y diez temporadas. En lo que casi todo el mundo está de acuerdo es en que la peor de todas es la séptima, aquella en la que hacen acto de presencia los infames leviatanes (¿en serio, hacerse con el control del mundo mediante un alimento ultraprocesado?). La serie va remontando poco a poco hasta alcanzar de nuevo un nivel aceptable (con algunas partes muy buenas y otras no tanto), aunque nunca volverá a conseguir lo que logró en esas primeras cinco temporadas. Solo las dos últimas, en mi opinión, llegan a acercarse un poco. Eso sí, el final de la serie, al que considero que le faltan algunas cosas, me parece bastante satisfactorio, y el último capítulo cierra la historia de los Winchester de manera bastante emotiva.

Una de las cosas que más han ayudado a que Sobrenatural alcanzara el éxito es cómo cuenta su historia. Debido a la temática, lo más sencillo es etiquetarla como terror; sin embargo, el drama y el humor son omnipresentes a lo largo de la serie.

Muchos de los rasgos de comedia vienen dados por la relación entre Sam y Dean, tal vez por la química existente entre sus actores, Jared Padalecki y Jensen Ackles, y la interpretación de ambos. Las constantes pullas y bromas muestran la cara más amable del vínculo que les une como hermanos.

La otra parte del humor viene dada por las situaciones creadas por los guionistas, muchas de ellas hilarantes. Como ejemplo, en un capítulo Dean y Sam se convierten en dibujos animados para encontrarse con Scooby Doo y su pandilla; o ese otro en el que Dean es maldito y condenado a tener miedo de todo; ver a un tipo tan duro como él asustándose hasta de su propia sombra e ir dando grititos ante cualquier sobresalto… Sin mencionar a la escena de los créditos finales, en los que sale haciendo una interpretación maravillosa del Eye of the tiger de Survivor (te dejo el video justo aquí debajo).

Con ustedes, Dean Winchester cantando Eye of the tiger

Otra de las cosas que hace muy bien la serie es, en ocasiones, tomarse a sí misma a modo de broma. En cierto momento aparece una saga de libros de moderado éxito que narran sus aventuras teniéndolos a ellos como protagonistas, lo que deriva en situaciones surrealistas, como aquella en que se encuentran en una convención de Supernatural (con un montón de Deans, Sams, Bobbys, etc); en otra ocasión llegan a un instituto donde las alumnas están ensayando una representación de su vida basada en los libros; y una de mis favoritas, el episodio en el que viajan a otra dimensión, la nuestra, donde no existen la magia, los monstruos ni nada de lo que conocen y ellos ocupan los lugares de Jensen y Jared, los actores que los interpretan.

En serio, hay capítulos realmente divertidos.

Por otro lado está el drama. Antes he dicho que la relación entre hermanos es una de las fuentes de la que Sobrenatural bebe para dotarle de ese sentido del humor que tiene, si bien esa misma relación es la que aporta la mayor carga dramática. Sí, Dean y Sam se quieren, pero en muchas ocasiones llegan a odiarse, tanto como para romper el vínculo que les une. Son capítulos más oscuros, aunque a la postre sirven para evolucionar a los personajes y fortalecer los lazos que hay entre ellos.

¿Y qué decir de la muerte? No me refiero a ella como entidad, que también la hay, sino al final de la vida. Son muchos los personajes que mueren. Algunos, simple relleno; otros, de gran importancia. Una de las peculiaridades de la serie es que la muerte no tiene por qué significar el final, ya que la resurrección está a la orden del día. No obstante, el dolor por la pérdida de los seres queridos siempre tiene presencia en pantalla y, en muchas ocasiones, sirve como aliciente para establecer una nueva trama o variar las ya existentes.

Es aquí cuando empezamos a hablar de las consecuencias. Porque casi todo lo que hacen los Winchester conlleva graves consecuencias: devolverle a alguien de nuevo a la vida puede significar traerse también algo más; lograr un poder con el que enfrentase a un enemigo suele corromper; vencer a un mal, en ocasiones, desata otro mucho peor. El drama llama al drama, y es algo en lo que Sobrenatural sustenta su larga extensión.

Montaje con muchos de los personajes secundarios que aparecen a lo largo de la serie
Una buena serie necesita de grandes personajes secundarios, y las quince temporadas de Sobrenatural dan para tener muchos y muy buenos (imagen sacada de la cuenta de Twitter @SupernaturalNZ)

Más allá de todo esto, hay que decir que la serie no sería nada sin todo lo que la rodea. Al elenco principal hay que añadirle un sinfín de personajes secundarios: Bobby Singer, Castiel, Meg Masters, Ellen y Joanna Harvelle, Rufus Turner, Ruby, Bela Talbot, Loky, Crowley, Rowena MacLeod, Lucifer, Amara, Chuck Shurley, Jodie Mills, Kevin Tran, Charlie Bradbury, Garth Fitzgerald, Eileen Leahy, Claire Novak, Jack Kline, Arthur Ketch, Donna Hanscum…, y sé que me olvido de muchos (solo hay que ver la imagen de arriba). Algunos son cazadores, al igual que Sam y Dean, o gente normal que se ha enfrentado a los horrores del mundo y emprenden esa senda; otros son demonios, arcángeles o entidades divinas cuyo poder sobrepasa lo imaginable; los hay que son buenos, malos, enemigos y aliados, o que bailan de un lado a otro dependiendo las circunstancias. En fin, como en la vida misma, gente para todo tipo de gustos y opiniones.

También hay otros elementos que forman parte de Sobrenatural que, aunque no son personajes, tienen tanto valor que se los relaciona con la serie de manera inevitable.

El primero de ellos es el Chevrolet Impala del 67, el bebé de Dean. Un coche que heredó de su padre y al que quiere tanto (en ocasiones se diría que incluso más) como al propio Sam. A efectos prácticos, no es solo el medio de transporte de los hermanos o el lugar donde guardan todo su arsenal; es, además, una parte importante en sus vidas, algo que les relaciona con su pasado y que les hace mantener los pies en la tierra. Su importancia es tal que se le dedica algún que otro episodio y gran cantidad de guiños.

La música también tiene mucha importancia en la serie, sobre todo el rock clásico. John Winchester era una amante de ese género, gusto que Dean también heredó de él. A lo largo de la serie se pueden escuchar infinidad de temas archiconocidos, pero si hay uno que destaca por encima de todos es Carry On Wayward Son (Continúa, hijo rebelde) de la banda Kansas. Esta canción se usa en el último capítulo de cada temporada, bajo el epígrafe «El camino hasta ahora», y acompaña al resumen de los hechos que han llevado a los protagonistas hasta ese punto. Si queréis escuchar la colección de canciones que suenan durante la serie, ESTE ENLACE os llevará a una completa lista en Spotify.

Chevrolet Impala del 67
No es Winchester pero como si lo fuera; el Impala es un miembro más de la familia

Un último detalle al que me gustaría hacer mención es un tatuaje que llevan Dean, Sam y muchos otros personajes. Se trata de un estrella de cinco puntas inscrito en un círculo en llamas que protege a su portador de las posesiones demoniacas. ¿Que por qué hago referencia a este tatuaje? Porque, más allá de la importancia que tenga en la serie, es algo que ha trascendido de la pantalla. Ya son varias personas a las que he visto llevarlo y lucirlo con orgullo, mostrando que la serie ha hecho mella en ellos. Y, siendo sinceros, si alguna vez me hago un tatuaje, este está entre los candidatos a decorar mi propia piel.

Hasta aquí mi pequeña disertación sobre una serie que se ha colado entre mis favoritas. Ahora, decidme. ¿La conocíais? ¿Qué os parece? ¿Cuáles son vuestros personajes favoritos, además de Sam y Dean Winchester? Contádmelo todo en el cajetín que hay un poco más abajo, estaré encantado de conocer vuestra opinión. ¡Nos vemos!