Aquí vive el horror
Jay Anson

02/08/2022

Sinopsis: «El matrimonio Lutz y sus tres hijos se trasladan a vivir al 112 de Ocean Avenue en Amityville, sin importarle lo más mínimo que en aquella casa se produjera, hace tan sólo un año, un brutal asesinato: una noche, y sin motivo alguno, Ronald DeFeo disparó a la espalda de cada uno de los miembros de su familia con su rifle, mientras dormían en sus camas. Durante veintiocho días, los Lutz experimentarán una serie de extraños sucesos tanto en la casa (frío glacial, viscosidades en las paredes, ventanas arrancadas del quicio, puertas que se abren y se cierran, dinero que desaparece) como en ellos mismos (presencias invisibles que los tocan, levitaciones, cambios de carácter...), presumiblemente de naturaleza demoníaca, que irán haciendo insoportable su permanencia en la casa. De igual modo, el padre Mancuso, que bendijo el nuevo hogar de los Lutz cuando comenzaron a vivir allí, padecerá en sus propias carnes la diabólica influencia de algo sobrenatural e inexplicable».

Aquí vive el horror, de Jay Anson
Cubiertas de la edición de 1979

En esta ocasión os traigo la reseña de un clásico del terror: Aquí vive el horror (también conocido como La casa maldita de Amityville) de Jay Anson. Publicada originalmente en 1977, esta historia llega con la vitola de basado en hechos reales. Y es que se trata de un libro que noveliza las investigaciones del autor sobre los veintiocho días que la familia Lutz pasó en la casa sita en el 112 de Ocean Avenue de Amitiville, en el estado de Nueva York. Por supuesto, queda a la elección de cada lector decidir si cree o no que lo relatado es verdad o, por otro lado, trata de vendernos un puñado de mentiras y divagaciones. De hecho, el propio autor incluye una nota al final del libro donde, además de buscarle sentido desde el punto de vista sobrenatural a muchos sucesos que quedan sin explicación, examina los acontecimientos desde otras perspectivas más racionales.

Si entramos a hablar de la historia propiamente dicha, nos encontramos con un relato de casas encantadas como tantos otros: una familia se muda a su nuevo hogar, un sitio donde hubo una terrible tragedia; todo parece normal hasta que empiezan a suceder pequeñas cosas extrañas a las que restan importancia; esos pequeños eventos cada vez se agravan más, hasta el punto en que la familia busca ayuda pero sin renunciar a su casa (¿en serio te quedarías en un sitio donde has visto un fantasma con muy mal genio?); al final se desata un infierno que amenaza a todos y cada uno de los miembros de la familia. Básicamente, este es el esquema clásico que siguen este tipo de historias.

Fotografía de la casa del 112 de Ocean Avenue, Amityville
La casa es real, aunque ha pasado por algunas remodelaciones. Esta imagen ha sido sacada de la Wikipedia, en su entrada dedicada al 112 de Ocean Avenue

En este caso también se cuenta con otra línea argumental paralela bastante común: la de una persona ajena que intenta ayudar a la familia. Este honor recae en un sacerdote, cuya traumática experiencia sirve como contrapunto religioso a los hechos, además de actuar como testigo de las desventuras de la familia.

El desarrollo de personajes no me parece tan profundo como debería, aunque esto lo achaco al tipo de escrito que se nos presenta, a medio camino entre un texto periodístico y una novela. Ahí radica el mayor problema que le veo al libro, ya que no llega a la objetividad del primero ni a la frescura de la segunda; se intenta entrar en la personalidad de los protagonistas, pero sin llegar a rascar demasiado.

Lo que sí me parece loable es la ambientación lograda. El desasosiego constante que genera la lectura no te deja olvidar nunca que nos encontramos en una casa habitada por entidades malignas. Los cambios de humor que sufren George y Kathy Lutz, las bajadas de temperatura en la casa, el despertase cada día exactamente a las tres y cuarto de la madrugada, las voces, los roces de personas que no están ahí, los objetos que se han movido solos, las presencias que solo ven los niños, las vicisitudes que acosan al padre Mancuso… Todo ello contribuye a que el mal rollo generado no decaiga nunca.

De forma complementaria al libro, también vi una de las muchas películas que se han basado en esta historia. La escogida fue La morada del miedo (2005) protagonizada por Ryan Reynolds, Melissa George y una jovencísima Chloë Grace Moretz. Como película de terror funciona muy bien, aunque a decir verdad hay puntos en los que se aleja demasiado del texto. Ya sé que esto es algo muy común a la hora de realizar adaptaciones a la gran pantalla, pero esperaba un poco más de fidelidad por aquello de basarse en una historia real. En fin, cosas más graves se han visto en el mundo del cine.

Cartel de la película La morada del miedo
La historia, por sus características, ha sido adapatada al cine en multitud de ocasiones

Llegados a este punto, toca preguntaros: ¿Conocíais este libro? ¿Qué os parecen las historias de casas encantadas? ¿Os atreveríais a pasar una noche en una de ellas? Ya sabéis que podéis dejarme cualquier comentario en el cajetín de más abajo. Y si os ha gustado la reseña, no dudéis en suscribiros al boletín de De terror y fantasía. ¡Nos vemos!